miércoles, 26 de diciembre de 2012

Link con la entrevista que ha publicado Lainformación.com después de la Asamblea de Izquierda Unida:

http://noticias.lainformacion.com/espana/pedro-chaves-iu-pactar-con-el-psoe-ya-no-es-posible-ellos-iniciaron-las-politicas-de-recortes_c9K05j5dUaM99PHF01nmq1/


miércoles, 8 de agosto de 2012

La derecha extrema que nos gobierna

Hasta donde yo recuerdo la expresión "derecha extrema" fue usada por primera vez en sede parlamentaria por Gaspar Llamazares, entonces Coordinador General de IU y Portavoz parlamentario de IU-ICV, frente al presidente Aznar en el debate del estado de la nación del año 2001. Después el PSOE hizo un uso discreto del mismo en algunas ocasiones. Pero la acción de gobierno de estos meses ha puesto en valor el calificativo: la derecha extrema que nos gobierna tiene un objetivo decidido y aprovecha la oportunidad que la crisis le brinda. El objetivo es el desmantelamiento definitivo del estado social y un cambio radical en la capacidad de los actores sociales para negociar su situación. Se sigue el guión que los neocons ya han puesto en marcha -con diferente éxito- en Estados Unidos o Gran Bretaña.
La crisis aparece hoy como una oportunidad para esta derecha de dejar a un lado los límites del decoro político y justificar su programa de máximos en nombre de la fatalidad y/o la necesidad. Naomi Klein recordaba en su libro sobre la doctrina del shock, como apenas un mes después de que el huracán Katrina devastara New Orleans en 2005, arrasara la ciudad y matara casi a dos mil personas, Milton Friedmann escribía en una columna periodística sobre la oportunidad para acabar de una vez con la enseñanza pública en la ciudad. Y lo consiguieron, el gobierno del inútil e incompetente Bush aprobó una ley por la que se creaba una modalidad de escuelas charter que terminaban con la escuela pública. Fueron despedidos miles de trabajadores y se acabó con el poderoso sindicato de la enseñanza, de paso. Era un ejemplo de la condición doctrinaria de los neocon y también de su pérdida de cualquier compasión. El capitalismo compasivo reducía su empatía con el resto de la humanidad a las obras de beneficiciencia, como ha hecho desde siempre.
Ahora operan de la misma manera: la crisis como excusa para devastar -como el huracán- los servicios públicos y producir un cambio de naturaleza política radical. Si sus propuestas se consuman, la capacidad de los y las de abajo, de la mayoría, para revertir la situación habrá empeorado sensiblemente, al menos por las vías legales e institucionales ofrecidas por la democracia liberal.
La encuesta del CIS pone de manifiesto esa sectarización del PP, el mantenimiento de un núcleo duro que frente a las evidencias sigue apoyando al gobierno. Parece difícil de creer, pero un 36,4% de los votantes del PP afirman que el gobierno lo está haciendo bien o muy bien. Y un 56,8% de los  mismos mantiene un elevado grado de confianza en el presidente Rajoy. Conviene saber dos datos más: que la valoración en el resto de los partidos no llega al 3% en estos dos items, excepto en la UPyD que alcanza casi un 9,7% de apoyos.
La sectarización habla del alejamiento espectacular de ese núcleo duro respecto a las medias de opiniones del resto de la sociedad. La soledad de la derecha extrema no es solo parlamentaria, es también social y política. Pero es una soledad amparada por los mamporreros mediáticos, los pesebristas de todo tipo, el poder económico y la Iglesia católica postrada ante los ricos que representa Rouco Varela. Es un atrincheramiento minoritario pero con mucha visibilidad.
Es importante saber esto porque la otra parte de los datos dice de la desafección de una parte de su electorado que ha perdido con una inusitada rapidez la confianza en el gobierno y su presidente. Apenas 8 meses después de las elecciones el 40,8% de los votantes del PP dice que confia poco o nada en el presidente que apoyaron. Y aún más preocupante para las filas conservadoras: cae el nivel de fidelización de manera espectacular. Solo el 62% de los que votaron al PP en noviembre le votarían hoy.
Además del interés sociológico, estos datos plantean un problema político y democrático de primera magnitud. Si ya es injusto que un partido que no ha conseguido la mayoría política en las elecciones gobierne con mayoría absoluta en el parlamento, gracias a la ley electoral, a fecha de hoy la sociedad que apoya la ofensiva contra el estado social es una parte claramente minoritaria de la misma. En román paladino: la derecha extrema carece de legitimidad para seguir desarrollando su programa de desmantelamiento del estado social. Tiene la legalidad de su parte, pero no la legitimidad. Y esto habilita al resto de las fuerzas políticas para usar -en extenso- otras estrategias de oposición al gobierno.
Si esto hace a la derecha, la socialdemocracia mantiene un suelo electoral digno, pero se hunde como alternativa política. Se hunde de una manera insultante, para añadir más. No es comprensible que con los datos que aporta el CIS, Rubalcaba no haya presentado su dimisión. Los propios votantes del PSOE valoran de manera negativa la oposición que el PSOE está realizando. Y el crédito de Rubalcaba ante sus votantes está por debajo de la desconfianza que produce.
Pero ni Izquierda Unida ni el resto de la izquierda alternativa recogen, en términos de intención de voto, el descontento, la desafección y las ganas de cambiar las cosas. Los datos dicen que IU no se consolida como alternativa, todo lo más, como el refugio de votantes socialistas despechados por la traición de los suyos, pero es poco para lo que nos estamos jugando.
Más allá o más acá del juicio de valor sobre la calidad de la oposición que la izquierda alternativa pueda estar realizando en sede parlamentaria, el escenario dice de otras muchas oportunidades que deben ser exploradas con urgencia.
Construir un bloque social y político alternativo no es un hecho natural. Como hemos dicho más veces, lo natural en el contexto en el que estamos es una salida populista o similar. Tal es así que quien más crece en expectativa de voto es UPyD, por si alguien tenía dudas.
La estrategia parlamentaria debe compatibilizarse con una estrategia de insumisión civil visible, sugerente y atractiva. Una ocupación diferente y alternativa de los espacios públicos y una capacidad de ensamblar las experiencias de resistencia existentes que camina con mucha lentitud. No se trata de suplantar la labor de los sindicatos de clase, tampoco las de movimientos sociales y otras formas de resistencia social. Se trata de proponer, articular, orientar y llegar allí donde otros no llegan, ni imaginan.
Es imprescindible construir espacios de contrapoder popular frente a la evidencia de la crisis de representación de la política tradicional y para evitar, precisamente, que la desafección a la política adquiera tintes neofascistas.
Sería una idea a considerar poder organizar un Encuentro social para salir de la crisis, una experiencia de participación colectiva, global que sume esfuerzos y visibilice de manera organizada la oposición frontal del conjunto de la sociedad frente a las políticas de terrorismo social que practica el PP.
Hay mucha dificultades, también muchas oportunidades. Es el momento.


jueves, 7 de junio de 2012

Sexo, mentiras y mayordomos

El caso Dívar convive estos días con otras noticias que dan cuenta de la ruina moral en la que se refocila una parte nada desdeñable de las elites dominantes. Los otros casos son los del avispero del Vaticano, sumido en una febril actividad conspirativa con el objetivo, parece, de preparar con garantías la sucesión de Benedicto XVI. Naturalmente, desconocemos exactamente el contenido real del interés sustitutorio y cuales serían los temas que suscitarían conflicto entre la curia vaticana. La otra cosa tiene un aspecto bien terrenal, como es la crisis de Bankia, aunque interesan esas aristas éticas que el asunto hace asomar. Y no me resisto a comentar algo sobre esa declaración impagable del irrepetible cardenal Rouco Varela, declamando a favor de los ricos y revirtiendo la metáfora cristiana de la aguja y el camello. En adelante, gracias a esta nueva perspectiva de interpretación de la crisis anclada en los "valores", los pobres lo tendrán crudo de verdad para acceder al paraiso y sabiendo que el limbo ha sido disuelto, no se que pueden esperar en adelante.
No pretendo hablar de todo, pero hay un aroma común, mejor decir, un hedor compartido que expresa la ruina de un sistema que hace de la mentira y el engaño una forma de justificación. No es que haya nada nuevo en esto, en absoluto, es así desde el comienzo de los tiempos. Pero la crisis del estado del bienestar y la irrupción del neoliberalismo y neoconservadurismo trajo consigo el dominio de un sentido común que convirtió decisiones económicas y políticas de parte, en episodios ineludibles del normal devenir de los acontecimientos. No es que la lucha de clases haya rebrotado con la crisis económica, es que el neoliberalismo convirtió su agudización en una estrategia económica -el expolio de las clases medias y sectores populares- y política: el ninguneo de la democracia y su uso solo si esta servía con dociliad a los intereses de los poderosos.
La prédica que acompañana este sentido común exigía esfuerzos, sacrificios, compromisos de todos y recompensas selectivas en función de la dedicación y los méritos. El resultado es que desde hace veinte años la desigualdad ha crecido de manera flagrante en nuestras sociedades, haciendo asquerosamente rico a no más de un 10% de la población y empobreciendo espectacularmente al 90% restante.
En ayuda de este mantra moral acudió, presta, una parte de la iglesia católica, convencida de que sus devaneos con los pobres, a través de la teología de la liberación, alejaba a la Iglesia como institución de sus cometidos esenciales: mantener su poder como institución y su capacidad de control moral sobre una parte, aún importante, de las poblaciones. El viraje de la Iglesia católica hacia su afirmación como iglesia de los ricos frente a los pobres has sido espectacular y salvaje.
En ese camino, los valores familiares ofrecían un anclaje seguro frente a las turbulencias morales de un mundo inaprensible y hóstil para una mayoría. Los cambios brutales que hemos vivido han insegurizado a capas muy importantes de la población. Frente a la incertidumbre de un mundo difícil de comprender, el retorno "a los valores de siempre" ofrecía un paraguas precario pero reconocible. Era posible reconstruir una identidad política de derechas de toda la vida combinando el neoliberalismo más salvaje con una identidad conservadora en términos morales. Pero ese matrimonio ha resultado altamente inestable. El caso Dívar pone de manifiesto la mentira sonrojante de este personaje, pero también la ruina moral sobre la que se ha construido el gran fiasco sistémico que la crisis ha puesto patas arriba. A estas alturas los mentideros madrileños conocen el acompañante del personaje y la evidencia de que sus viajes no tenían más justificación que su solaz y goce a costa del erario público. Que Dívar se lo monte con quien quiera es su derecho, pero que desde su altura institucional niegue para otros lo que el práctica a costa de los demás y se atreva a pontificar sobre la austeridad, cuando gasta el dinero que no es suyo con esa generosidad donjuanesca, clama al cielo. Pero en el cielo en el que le esperarían para el juicio severo sobre su vida, tiene influencia un tal Rouco Varela, según parece, así es que puede estar tranquilo. Todo lo más tendrá una condena razonable. Y en vida aún, para dejarlo todo atado y bien atado, tiene tutela el Partido Popular, cabeza visible de esta cruzada contra la dignidad de todos en nombre de los privilegios de unos pocos. Así es que mientras Gallardón quiera seguir ganando notoriedad a cuento de representar mejor que nadie a esa derecha casposa y mentirosa, Dívar no tiene de que preocuparse.
El útlimo dato, para que el puzzle sea completo, es que a este tipo indigno lo colocó una Vicepresidenta del PSOE ansiosa por conseguir el perdón de Rouco Varela y pactar el cese de hostilidades con la Iglesia. ¿ustedes lo entienden?
Lo del Vaticano, y con esto concluyo, da para sugerir a John Le Carré que haga algo, por favor. Tiene toda la pinta de terminar como el protagonista de ese libro de Stanislaw Lem que encerrado irremediablemente, tras una debacle nuclear, en el capitalio con otros miles de congéneres, acabó siendo agente quíntuple. El espia que se espiaba a sí mismo. Pero que el Vaticano sea tan miserablemente terrenal es una gran noticia: su supremacía moral es insostenible. Aún más, simplemente su condición de institución moral es indefendible. De este modo, una vez más, se ponen en evidencia aquellos que -supuestamente- conocían los conjuros para sanar nuestro alma herida. Son unos impostores, representantes eximios de una impostura mayor.

lunes, 7 de mayo de 2012

Momento decisivos


La victoria de Hollande en Francia y los resultados en Grecia confirman algunas constantes del actual panorama político: en primer lugar, el rechazo expreso y transversal a las recetas económicas que los poderes dominantes están aplicando y que signfican tanto un deterioro real de las condiciones de vida para la mayoría, como un retroceso histórico en términos de reconocimiento de derechos sociales; pero también, en segundo lugar, que el eje : sistema-antisistema ha irrumpido con una enorme fuerza en la representación política. Por último, que hay un colchón muy importante de apoyo a las políticas de recortes y ajustes duros. Es verdad que en Francia ha perdido Sarkozy, pero ha sumado un 48,30% de los votos y lo que parece difícil de creer en Grecia es que, pese a todo, los partidos que han pilotado el ajuste más dramático de la historia reciente de este país, hayan conseguido un tercio del electorado.
Las tres cosas son relevantes para el futuro próximo porque delimitan el terreno de juego de la política y señalan los escenarios previsibles de evolución de los acontecimientos.
La crisis económica puede convertirse en una crisis de la democracia y en la oportunidad para la consolidación de opciones neofascista o fascistas a secas. En el eje sistema-antisistema, es preciso reconocer que la representación de ese espacio ha sido ocupado, casi en condición de monopolio por estas opciones en toda Europa, también en Francia y en Grecia.
La izquierda alternativa (es decir, la izquierda a la izquierda de la socialdemocracia) comienza a aparecer en algunos lugares como una esperanza de refundación del estado en clave democrática y social. Siguiendo el guión de América Latina y de la articulación de nuevas propuestas políticas. Convendría no obviar la capacidad demostrada en Francia por la socialdemocracia para reinventarse y aparecer, otra vez, como la "alternativa" frente a la derecha cavernícola y agresiva. ¿Cómo no alegrarse de la victoria de Hollande? ¿pero como olvidar las innumerables veces en las que la socialdemocracia ha defraudado las expectativas -no muchas- depositadas en su gestión? Y como demuestra el caso griego, la implosión de la socialdemocracia tiene varias opciones de salida, algunas claramente indeseables.
La izquierda alternativa tiene la oportunidad de pensar a lo grande, de pensarse a sí misma como el motor de una refundación democrática y social de nuestros estados. Será imposible hacerlo solos, pero no se hará sin nosotros/as. Y hacerlo, además, pensando en la dimensión europea como el horizonte de nuestros sueños y de nuestros anhelos. Cometeríamos un error imperdonable abandonando la ilusión de la "integración europea" y participando en los oficios del repliegue soberanista y nacional. Esa estrategia borra una de las líneas Maginot que separan nuestra alternativa de las opciones neofascistas.
Hace tiempo que vivimos una crisis de la representación política que fracturó las líneas tradicionales reconocibles en el eje izquierda-derecha. Junto a este aparecieron otros y hoy, en medio de una crisis brutal y sin precedentes, esta crisis se hace más aguda. A nadie le ha sido otorgado un estatus permanente de representación política. Hoy, más que nunca, hay que ganarse el espacio que queremos y decimos representar. Pero son tiempos de oportunidades para el pensamiento crítico y alternativo. Tiempos en los que las sociedades perciben el agotamiento del mantra neoliberal y buscan otras referencias. ¿sabremos ofrecérselas?
¿Hace falta insistir, por tanto, en la importancia de la gestión que IU haga de su poder político en el nuevo gobierno andaluz?

lunes, 23 de abril de 2012

¿Quién ha ganado en Francia?

No ha ganado Sarkozy y ese dato es muy importante. Ha ganado Hollande con un discurso más orientado hacia políticas de izquierda y después de que el Partido Socialista haya purgado sus penas políticas desde 1995. NO ha ganado la izquierda en términos electorales. Si sumamos los votos de la derecha (incluidos, claro, los del Frente Nacional) suman casi un 55% frente al 45% de los votos de izquierda. Pero el hecho de que no esté asegurada la victoria de Sarkozy en la segunda vuelta y que las encuestas den hoy como seguro vencedor a Hollande es un dato igualmente relevante. Dice que la lectura de la crisis se interpreta en varias claves que condicionan el voto: en el eje izquierda-derecha, pero también en el eje sistema-antisistema. Las elecciones en varios paises vienen expresando este hartazgo de la política y la emergencia en algunos lugares y clara consolidación en otros, de opciones abiertamente antisistema que impugnan la política tradicional. En su inmensa mayoría estos partidos son organizaciones filofascistas o populistas de derecha. Su discurso sigue el guión del Tea Party que ha construido alrededor de la confrontación (supuesta) con la "política profesional" una seña de identidad.
Es un rasgo preocupante de una situación de emergencia. La lógica de este discurso es claramente xenófoba, antiliberal en lo moral y científico, pero claramente neoliberal en lo económico, es conservadora en lo institucional, porque reclama un papel activo del estado, pero muy orientado a garantizar las operaciones del mercado y a "restituir" los valores perdidos. Recordemos que la derecha más talibanizada orienta la explicación de la crisis en términos de crisis de valores morales.
Frente a este dominio del sentido común neocon, la izquierda gana posiciones pero en un escenario de crisis sistémica del capitalismo quien se hace con la representación de lo "alternativo" no somos nosotros. Por diferentes razones seguimos sin ser vistos como una alternativa al sistema.
El caso de Mélenchon en Francia es muy indicativo. Sin duda, el Frente de Izquierdas ha recuperado la ilusión y la esperanza en un "camino en la izquierda", pero, hasta el momento, esa esperanza sigue siendo eso, una esperanza. Puede argumentarse que el camino de esta candidatura trasciende estas elecciones y está pensando en las legislativas próximas. Es una buena perspectiva. Pero el tiempo pasa, las esperanzas de hoy se difieren a un mañana que no tiene que ser porque mejor que hoy. El deterioro de la situación, el crecimiento de la anomía no hará más factible el avance de la izquierda alternativa, sino menos probable.
Es momento para pensar en la situación de emergencia democrática que estamos viviendo y pensar en términos de alternativa general a lo que se avecina. Le Pen ha conseguido el 18,12% de los votos, pero su discurso es, cada vez, menos distinguible del de Sarkozy o al revés, tanto da. Esta es su victoria y nuestra urgencia.

viernes, 30 de marzo de 2012

Un gran día el 29M: ¿y ahora qué?

La portada de La Razón del día de la Huelga General debe ser considerada como un icono del talibanismo político de los neocon en nuestro país, un ejemplo de la desmesura y ausencia de contención de esta derecha dispuesta a todo: una bandera de España que ocupaba todo el fondo del periódico y un titular sobreimpreso: Hoy, trabaja por España. Un llamamiento desesperado a los propios para arropar su ausencia de argumentos en un patriotismo de pandereta, un sofisma para incautos que establece una triangulación virtuosa entre: hay algo hay que hacer; esto es lo único que se puede hacer y el que se opone no quiere a nuestro país. Hoy mismo -día 30M- la presidenta de la Comunidad de Madrid, la única e irrepetible Esperanza Aguirre, volvía a repetir este argumento, insistiendo en la condición antipatriótica de los sindicalistas. La señora Cospedal ha insistido en cosa similar durante las jornadas previas a la convocatoria de paro general.
El ejército mediático de palanganeros y mamporreros que les apoyan, jalean y condicionan ha esgrimido eso como argumento central acompañado de algo mucho más preocupante: la protesta es ilegal. No tengais dudas, en adelante viviremos con más intensidad los empeños por criminalizar la protesta. Por eso era tan importante que el saldo de ayer fuera positivo en el eje de la violencia y por eso hay que lamentar lo de Barcelona y dudar, seriamente, de para quién trabajan los tuercebotas que quemaron contenedores y comercios.
Pero el asunto sustantivo es el otro: el camino de la criminalización de la protesta. En breve se nos dirá que somos como los de la kale borroka y que merecemos la misma suerte o similar. Frente a la obvia incapacidad para defender con racionalidad y argumentativamente la contrarreforma laboral, el slogan del patriotismo divide simplificadamente al país en dos mitades: los que están conmigo son patriotas, los que están contra mí son antipatriotas. Y ya se sabe que el antipatriotismo es la peor de las traiciones, aquella que justifica no tener piedad ni conmiseración.
Parte del éxito de la Huelga de ayer consistió en que parte de la ciudadanía consideró una obligación cívica participar. Ha calado la idea-fuerza de que esta reforma laboral y los recortes brutales del gobierno Rajoy son una estrategia para destruir el estado de bienestar, aprovechando la coyuntura, y quitarnos todos nuestros derechos.
Son también un ataque sin sentido y sin objeto a la democracia y a la participación política. La reforma laboral altera de tal manera el equilibrio de poder en el mundo del trabajo, que destruye esta institución como impulsora de ciudadanía política. Alrededor de la atribución de derechos y la protección de los trabajadores, a partir de la existencia de sindicatos y partidos de izquierda, se ha organizado una parte de la modernidad occidental. El derribo y achatarramiento de la institución del trabajo es un ataque con nocturnidad y alevosía a uno de los mecanismos más potentes en la construcción de ciudadanía política y democracia en nuestra civilización.
Creo que las centrales sindicales se merecían este éxito. Pero se equivocarían los sindicatos si creyesen que la gestión de los meses por venir les corresponde a ellos en exclusiva. Creo, también, que se equivoca el 15M buscando estrategias de diferenciación para mantener una singularidad que ya tienen reservada en los anales de la acción social. Pero se equivocarían más si se pensasen al margen de la gestión del éxito de ayer.
Es momento para que desde quien pueda -sindicatos y otros (15M, por ejemplo)- se convoque un encuentro social para diseñar una estrategia de conflicto y propuesta que interese a toda la sociedad. La hoja de ruta debe ser, desde ahora mismo, compartida con generosidad. Desde la responsabilidad que como institución cada cual tenga, pero con la convicción de que nos jugamos nuestra convivencia y una salud razonable para nuestras democracias.
En la izquierda alternativa, alguien debería ver la oportunidad para abrir todas las puertas y poner todas las energías en un proceso constituyente que caminase en paralelo al Encuentro social. Es momento para mirar con perspectiva. El caminante que solo tiene ojos para las pisadas en el camino, simplemente, no sabe a donde va.

lunes, 20 de febrero de 2012

No son la misma mierda

Hoy día 20 de febrero publica El País en su edición de Madrid, una jugosa entrevista con la nueva delegada de gobierno en esta comunidad, Cristina Cifuentes. Uno de los titulares de la entrevista lo dice todo: "Jamás hubiera permitido la acampada en la Puerta del Sol". Una más. Por si había quien, desde la izquierda, albergaba dudas sobre lo que iba a ser el gobierno del PP, imagino que ya no las tendrá. Este es un gobierno con voluntad de aprovechar la crisis, la estupefacción de la gente y el miedo creciente a lo que pasará en el futuro (el suyo y el de los suyos), para intentar concluir la tarea iniciada con las dos legislaturas del Aznarato.
Lamentablemente, en esa tarea deconstructiva de nuestro enclenque estado del medioestar ha colaborado, con sonrojante alegría, el gobierno de Zapatero. Singularmente en su segunda legislatura.
Pero el gobierno que preside Rajoy no tiene más ataduras que los límites que ellos quieran imponerse y una cuestión de ritmos y plazos. La brutalidad de la reforma laboral parece haber sorprendido a algunos despistados, pero la agenda de "cambios" no va a detenerse. Tienen prisa, son conscientes de la conveniencia de aprovechar estos primeros años de su gobierno al calor de los vientos devastadores que vienen de Europa y que animan su velamen en este viaje a ninguna parte.
La otra agenda, esa que no afecta a lo económico y lo social no es menos devastadora que la ya referida reforma laboral: aborto, memoria histórica, educación en todos los niveles, sanidad, justicia etc... el partido del 1% actuará con convencimiento y solo se sentirá concernido si hay una oposición decidida y audaz, dispuesta a utilizar fórmulas muy diversas de ocupación del espacio público y de reivindicación.
Pero esta brutal agenda contrarreformista y sectaria marca una diferencia de calidad respecto a las actuaciones del PSOE.
El PSOE y el PP no son la misma cosa ni tienen las mismas pretensiones ni objetivos. Ni por tradición, ni por programa ambos partidos pueden presentarse como iguales. Esto no empece ni en un gramo la crítica que hay que hacer al partido socialista por su acción pública y por su inacción. Estos lodos han sido convenientemente favorecidos por las lluvias que ellos trajeron. En su acción pública no hubo ni piedad para con los sectores sociales más desfavorecidos, ni un solo gesto que permitiese percibir que había una voluntad de repartir culpas, responsabilidades y consecuencias, cuando menos.
Y no es menos cierto, aún, que la elección de Rubalcaba y ese incalificable llamamiento a hacer "oposición útil", alimenta en sectores de la izquierda la convicción de que estos seguirán en lo de siempre. Pero la base social y electoral del PSOE estaba el otro día en las manifestaciones contra la reforma laboral y su concurso es imprescindible para levantar un baluarte de resistencia y reivindicación frente a este brutal ataque.
Decir que da igual quien gobierne no es solo una manifestación de abierta ignorancia, sino una peligrosa invitación a la desesperanza de la gente a la que se les dice que no habrá nada bueno que esperar de un eventual cambio. Pero la gracia está en trabajar no para un retorno del PSOE Rubalcabista o cualquier otro, sino en propiciar un encuentro de las izquierdas sociales y políticas alternativas e invitar a esa parte del PSOE que piensa con la izquierda, a construir juntos ese camino.
Lo demás en la visión pequeñita y sectaria, de partidito que se consuela con tímidos logros que son como migajas del éxito de otros.
Estos días, leyendo a Padura y su magnífico libro, revivía esa situación de las gentes de izquierdas alucinadas por que los comunistas alemanes (empujados por Stalin), despreciaban el ascenso del nazismo y se regocijaban con su ascenso electoral. Ya sabemos como acabo aquella historia. ¿Alguien piensa que es que esta es muy diferente?