miércoles, 20 de octubre de 2010

Un cambio de gobierno para gestionar el corto plazo

La remodelación del gobierno ha sido más importante y más imprevista de lo imaginado. Cuando esperábamos un cambio en el Ministerio de Trabajo, lo que tenemos es una modificación con varios objetivos y una sola lectura.
Lo que no aparece es ninguna voluntad de sacar conclusiones respecto a la Huelga General, no al menos en la dirección de pensar que el gobierno pretendiera suavizar los elementos más indeseables y controvertidos del ajuste. Ni siquiera eso. La elección de Valeriano Gómez puede mejorar en algo la interlocución pero no parece que ese sea, precisamente, el problema fundamental.
Parece que el grueso de interpretaciones señalan la misma dirección: preparar las próximas elecciones generales, con varios escenarios simultáneos. En uno de ellos estaría la reelección de Zapatero, en otro la alternativa sería la de Rubalcaba, aunque no se desprecien otras opciones. Como es habitual en el presidente del gobierno aparecen varias alternativas simultáneas y no necesariamente compatibles. El premio a Trinidad Jiménez por su sacrificio en la comunidad de Madrid, puede tener repercusiones en política internacional. La gestión de Moratinos, por muy controvertida que pudiera resultar, ha significado un cambio radical respecto a la acción de anteriores gobiernos del PP, en particular en América Latina y muy singularmente en el caso cubano, por ejemplo. La elección de Rosa Aguilar, tiene lecturas tan obvias como groseras. Más allá de la competencia profesional de Rosa Aguilar la razón fundamental tiene que ver con el deseo de rascar más votos en el nicho electoral de IU y, por si acaso, intentar bloquear otras opciones en ese espacio. Es evidente que un gesto así merece una consideración, sin duda.
Lo fundamental es que es un cambio para consolidar el pacto con PNV y Coalición Canaria y, por lo tanto, es un gobierno para dar continuidad a las políticas ya decididas y para gestionar, a nivel partidario, el proceso hasta las próximas elecciones. No hay mucho que objetar a decisiones que están dentro de una descarnada lógica de poder, pero sí son una advertencia respecto a que el PSOE trata de ocupar, sin rubor, el espacio de confrontación con la derecha desde la izquierda. Una vez más, mostrando talante y solo eso. Razones de más para acelerar los procesos de articulación social y política de una izquierda con real voluntad de transformación social.