lunes, 27 de junio de 2011

Una salida para IU Extremadura

El pulsómetro de la Cadena Ser de hoy confirma las peores sospechas: IU se desinfla como alternativa por la izquierda a la caída del PSOE. Naturalmente, aún queda mucho partido y lo sustancial sería mirar hacia arriba y comprender que este proyecto -en su actual formato- ha agotado sus posibilidades de representación de la izquierda alternativa en el conjunto del estado. Eso no es ninguna novedad, era la conclusión compartida de la pasada Asamblea y es la certeza que puso en marcha el proceso -fallido y abortado- de refundación. Hoy debe seguir siendo visto como una nueva ventana de oportunidades. Es más que temerario seguir alimentando la idea de que más de lo mismo nos elevará hasta las más altas cumbres electorales. Esa predicción, simplemente, está completamente desenfocada. Sería imprescindible un acto de generosidad política para reinventarse este proyecto y tener oportunidades electorales. No ya como IU, solo, sino dentro de un paraguas de propuestas e iniciativas sociales y políticas que visibilizasen que este proyecto está entendiendo lo que está pasando en la calle. Atrincherados/as en estas siglas no hay salida.
Y esto viene a cuento a propósito de la gestión del conflicto con IU Extremadura. Por mi parte ya he dicho que lo ocurrido allí es un gravísimo error, fruto de circunstancias explicables desde lo propio y desde lo ajeno. Así es que sentada la posición de que sería imprescindible hacer allí otra cosa, lo que tendría aún menos sentido sería entrar en una perspectiva de conflicto creciente con esa organización. Resolver un problema político con tantas aristas a través de una vía punitiva es un error aún mayor que el que van a cometer los compañeros/as extremeños. La perspectiva, desde una consideración pública y mediática, es escalofriante: teniendo en cuenta los procedimientos garantistas en los estatutos de IU, el proceso de expulsión puede durar tres o cuatro meses. Es decir, tres o cuatro meses más con este conflicto aireado en el espacio público. Demoledor.
Mi sugerencia: que la comisión lleve una hoja de ruta con propuestas políticas para presentar en el Parlamento extremeño en los próximos meses. Unas propuestas inequívocamente de izquierdas y comprometidas que pongan de relieve la realidad del "giro al centro" del PP en Extremadura y, también, la voluntad de cambio del PSOE y su compromiso con los más en esa región.
Si ese compromiso es alcanzable se habrá respetado la voluntad de la federación sin contrariar, en exceso, la política federal. Se abrirá la puerta a un escenario diferente, más complejo y menos "utilizable" por los medios afines al PSOE.
Hay que ser conscientes de que se está en una lógica de minimización de consecuencias y que no hay una buena salida. Pero, desde luego, hay salidas claramente malas y muy malas.

martes, 21 de junio de 2011

Una muy mala decisión de IU en Extremadura

Lo ocurrido en Extremadura, tiene pinta de convertirse en un golpe mortal para la ya muy maltrecha credibilidad de IU. Me parece de rigor mencionar la indignidad de unos medios de comunicación, cómplices con el PSOE, que han callado o minorizado todas sus tropelías, incluidas en estas, los numerosos pactos parlamentarios con todas las derechas, o el gobierno, en Navarra por ejemplo, con lo peor de la carcundia ibérica. Pero en política, estas verdades son reivindicables, pero insuficientes. Ignoro porque, una parte de la sociedad civil de izquierdas, ignora las consecuencias de sus actos para el propio sistema de partidos. La abstención en Extremadura no es discutible por sí misma, en abstracto. Es cuestionable por que abre el camino al gobierno del PP y plantea dudas en una parte sustancial y mayoritaria del electorado de IU sobre la utilidad real del voto.
En la explicación hay algunos elementos a considerar. No es uno menor, conocer que el conflicto con el PSOE ha formado parte de las cesuras que han castigado la vida interna de esta organización desde sus orígenes. No hay nada nuevo. Pero es verdad que en los últimos años de la coordinación de Gaspar Llamazares se usó este tema como un mecanismo de desgaste interno que consolidó un estado de opinión y una lógica política: el PSOE y el PP son lo mismo. Ahora, ese diablo suelto se cobra su tributo contra, incluso, los que lo animaron y alentaron. Este es un asunto propio de la vida de las organizaciones que ni siquiera tiene porque importa a la sociedad, pero sin estos temas las cosas son, simplemente incomprensibles.
Los otros asuntos concernidos, y de más enjundia, hacen referencia a la percepción que el electorado de IU tiene del PSOE. Por resumir, la gente que vota IU quiere que se castigue al PSOE, sin generar ventajas excesivas para el PP. Y otorgarle la Presidencia de la Junta de Extremadura es una de esas ventajas excesivas.
IU incrementa, así, su gap respecto a su base social de apoyo y esto sí es una situación grave.
Hubiera sido mucho más razonable abrir la consulta a la sociedad civil de izquierdas para que decidieran sobre un asunto de tanta relevancia aquellos/as que, en realidad, están empoderados para tomar tal decisión. Se argumentará que entonces votaría mucha gente del PSOE ¿y? También podría hacerlo mucha gente del PP, ¿no? ¿Y sería menos legítima una decisión tomada, digamos por 10 mil personas o más, que una tomada por apenas mil militantes?
Ahora la cuestión es gestionar este despropósito sabiendo que cualquier decisión es mala. Pero la peor, sería recurrir a sanciones o amenazas. Ahora toca hacer pedagogía y acompañar a la organización para que procese y madure su estrategia. Se me hace inimaginable una moción de censura en el corto plazo, eso sería un fiasco y una estafa. Pero el Parlamento tiene que decidir sobre una enorme cantidad de cosas significativas e IU puede demostrar en este proceso la honestidad de su decisión y el PSOE su voluntad de enmienda. Veremos